viernes, 11 de diciembre de 2009

El encontrar cada vez mas realidad, cada vez mas manipulacion en el sueño lucido a sido la experiencia mas maravillosa que he tenido.
En donde un pequeño pajaro posaba sobre una rama y al acercarme volo como lo haria cualquier pajaro, pero al percatarme mi voluntad lo llamo diciendo "este es mi sueño y quiero que vengas" ; el pajaro solo volvio, se dispuso en mi mano y lo observe como nunca habia observado un pajaro.

3 comentarios:

Unknown dijo...

La polilla estaba en mi brazo aunque yo no podía verla, pero estaba en mi brazo y me decía yo nunca te voy a molestar.

Biciman dijo...

El gato duerme, el ave vuela, el perro se huele el culo. Y yo duermo y sueño que vuelo con alas que me salen por el culo. Duermo y no hay pasado ni presente ni futuro. Estoy metido adentro escondido en lo más oscuro de mi oscuridad. Mi mundo duerme en el mundo y yo sueño el sueño mundial. Vuelo en círculos, en cuadrados y en espiral. Vuela mi calma, que la veo, la llevo en mis manos y la suelto y la vuelvo a tomar. Lo mío es mío y lo tuyo también es mío. Lo de todos es de todos y lo mío de ninguno. Pero este es mi sueño vivo, y todo lo vivo tiene que terminar. Y todo culo tiene que sangrar...

Perdón por la intromisión y mi lengua vulgar, es sólo que te leí y me dieron ganas de soñar, y de cuestionarme cosas como "soñarán los pájaros con aviones?" o "sabrá Carla que en otra vida fue mía?" o "será que en otra vida fui Carla?". Preguntas difíciles, respuestas sin sentido, como despistadas, como que sólo el tiempo y las circunstancias las atenderán... Beso.

Sabúl dijo...

Qué fantástico esto de uno, a través de las palabras, tratando de abarcar lo inabarcable.
Qué maravilla cuando, en puntas de pié, se lo alcanza a tocar por un instante. Se llega a una cima, pero el tiempo avanza. Y uno continúa. En la punta misma de la cumbre, el siguiente paso es denuevo el abismo. Es vacío, caída libre.
O rodar cuesta abajo. Piedras. Espinas. ¿alguna te tocó tragar arena? No da.
De vuelta en la oscura profundidad, hay que recobrarse y seguir avanzando. Cuántas cumbres nuevas quedan por conquistar. Cada una más alta que la anterior (y cada caída más terrible).

Y así el hombre abarca lo inabarcable.
Se hace dueño de un instante en todas sus dimensiones.
Y al instante siguiente la visión se vuelve a escapar.

Uno llega a vislumbrar el reflejo de la existencia en estado de plenitud suprema. Y cada vez, como siempre, el espejo vuelve a estallar en mil pedazos que se incrustan en la carne.

Y bueno che, a no quejarse. Si no no sería lo inabarcable.