lunes, 17 de agosto de 2009

Johann Heinrich Füssli La pesadilla (1782)





Manifiesta sus preferencias para lo extraño, lo demoníaco y lo sobrenatural, en un estilo acentuado de claroscuros, surgidos del manierismo italiano. Sus cuadros y dibujos extraordinarios nos abren un universo muchas veces desconocido de visiones fantásticas.
Por entre una extraña atmósfera sensual cuya inquietante desazón constituye todo un hallazgo precoz -de 1782...- de lo onírico, la Pesadilla (Nightmare); obra donde acierta a señalar una nueva senda en la que, de haberse concentrado en ella Füssli, quizá hubiera logrado acercarse a la tan reveladora exploración del tenebroso mundo de los sueños llevada a mucho mayor y terrible término por Goya. En la Pesadilla, una joven entrega tendida con morbidez de su completa sexualidad corporal a la opresión de la oscura sima de su mente. Yace dormida y convulsa hasta rebosar su lecho. Orgiásticamente arrollada por la subconsciente irrupción de la masculinidad bestial del caballo de ojos desorbitados e ímpetu frenético. Intensa y lúbricamente conmocionada también por el demoníaco endriago de orejas puntiagudas (INCUBO)que ríe contemplándola y excita con su pánica música el estado pasional en que, estremecida, se siente derribada y poseída bajo el irracional e inconsciente ardor nocturno.

1 comentario:

Maou dijo...

Un análisis interesante de la obra, gracias